jueves, 5 de diciembre de 2013

Agua: cuando lo más valioso apenas cuesta

Vivimos en un planeta llamado Tierra que tiene un setenta por ciento de su superficie cubierta por agua. Sin embargo, el noventa y siete por ciento de toda esa agua no es potable, ya que es salada, y solo el uno por ciento del volumen total está realmente disponible para saciar nuestra sed y la de nuestro ganado, atender nuestras necesidades higiénicas, y hacer crecer los cultivos que nos alimentan a nosotros y, de nuevo, a nuestro ganado.

Sigo con los números (en este artículo vas a encontrar bastantes): el setenta por ciento del agua que usamos se emplea en la agricultura, y se prevé que, si no hay avances en la eficiencia con que la usamos, el incremento de la población aumente la demanda global de agua para irrigación en un cuarenta y cinco por ciento para 2030.

Como suele ocurrir cuando hablamos de riqueza y recursos, hay mucha desigualdad en el uso del agua. La tabla siguiente es una muestra de ello:


País
Huella Hídrica
(m3/año/hab 1996 – 2005)
Media global
1.385
China
700
España
2.461
Estados Unidos
2.842
Japón
1.150
Reino Unido
1.258
R.D. Congo
552
Fuente: www.waterfootprint.org

El concepto de “Huella Hídrica” representa el volumen total de agua empleada para producir los bienes y servicios consumidos por una comunidad (país, región, ciudad…), una organización o una persona, y diluir los contaminantes generados en esa producción y en el vertido de dichos bienes. Recoge también el agua incorporada en los productos importados. En el caso de España, el treinta y seis por ciento de su huella hídrica se genera en los países que nos venden productos. En China y en Japón ese porcentaje es, respectivamente, el siete y el sesenta y cinco.

El sobreconsumo de países como EE.UU y España coexiste con la carencia a la que se ven sometidas mil millones de personas en todo el mundo, que no tienen acceso a agua potable, entre las cuales se cuentan los seis mil niños que mueren diariamente por enfermedades relacionadas con esta situación.

A continuación expongo algunos datos de la cantidad de agua usada para producir algunos bienes de consumo diario:
1 kg de algodón
2.500 l
1 kg de arroz
10.000 l
1 kg de carne de cerdo
6.000 l
1 kg de carne de ternera
15.400 l
1 l de leche
1.000 l
1 kg de trigo blanco
1.600 l
Fuente: www.waterfootprint.org

Para poner las cifras anteriores en su contexto, recordemos que la cantidad de agua que precisa beber diariamente una persona es, de media, dos litros.

El control de las reservas de agua es ya una realidad en las estrategias geopolíticas de los estados. China y varias naciones árabes destacan como compradores de enormes extensiones de tierra en otros países. Esas tierras disponen de abundantes recursos hídricos y son idóneas para la producción de alimentos. Ya son bastantes los analistas que piensan que el agua es y va a ser cada vez en mayor medida fuente de tensiones geopolíticas.

Pero la disponibilidad de agua no es solo una cuestión de cantidad, sino también de calidad. Deberíamos asegurarnos de que la contaminamos lo menos posible y la depuramos lo más posible. Sin embargo, todavía seguimos descubriendo el alcance de la polución que provocamos en nuestros ríos; por ejemplo, en 2011 científicos españoles dieron la voz de alarma sobre la contaminación por fármacos (antiinflamatorios, betabloqueantes, antibióticos, ansiolíticos) que encontraron en nuestros cursos de agua.

Solo me queda recordar algunas pautas que pueden ayudar a disminuir nuestra contribución personal a este problema.

Consejos para un uso responsable del agua
  • No seas un obseso de la higiene. El uso diario de champús y geles de baño no solo perjudica tu piel y tu sistema inmunológico: también contamina seriamente el agua.
  • Lo mismo te digo en lo que respecta al coche y a la casa: la manía por la limpieza, además de que puede perjudicar tu organismo por inhalación y contacto con productos tóxicos, requiere más cantidad de agua, que luego se devuelve sucia a la red de alcantarillado.
  • Mejor ducha que baño. Si el agua de la ducha tarda en salir caliente, ¿por qué no la recoges para luego usarla en el WC, para cocinar o para regar?
  • Utiliza dispositivos para ahorrar agua en los grifos: producen la sensación de que el caudal es el mismo, pero en realidad usan menos agua.
  • Si no la tienes ya, en cuanto puedas sustituye tu cisterna por otra de bajo consumo.
  • El lavavajillas y la lavadora se deben usar cuando estén llenos.
  • Lava la ropa solo cuando sea necesario: las prendas durarán más, ahorrarás dinero en detergente, suavizante y agua y contaminarás menos.
  • Al comprar detergentes para la ropa y para la vajilla, presta atención a la composición. Generalmente, los que tienen una composición más sencilla y “menos de todo” (fosfatos, tensioactivos y demás productos químicos) contaminan menos.
  • Por favor, recicla el aceite usado. Nunca lo viertas por el fregadero. Si no dispones de acceso a contenedores de aceite usado, antes que echarlo al alcantarillado es mejor que lo viertas sobre papel absorbente y deposites el papel en el cubo de la basura.
Por Miguel Á. Ortega. Presidente de Reforesta

No hay comentarios:

Publicar un comentario