En el Día Internacional de los Bosques, la Asociación
Reforesta llama la atención sobre las señales de un progresivo empeoramiento de
su estado de salud.
El Sur y Levante son las zonas de España más afectadas. A
finales de los años 80 empezó a observarse cómo las encinas y alcornoques se
secaban. Al fenómeno se le denominó “la
seca”. Se identificó al hongo Phytophtora cinnamomi como el principal
responsable. Este hongo proviene de latitudes tropicales y apareció en Europa a
finales del siglo XIX. Hoy es el principal quebradero de cabeza de los gestores
de las dehesas del sur y oeste de España, ya que afecta a decenas de miles de
hectáreas y ha provocado, según Asaja,
la tala de casi medio millón de árboles en los últimos diez años.
Este hongo no solo aparece en las dehesas, ya que también lo
hace en bosques más cerrados. Tampoco es el único causante de la enfermad, ya
que ésta se debe en realidad a un ejército de parásitos, algunos autóctonos y
otros no, que se ceban con los árboles cuando los sorprenden débiles debido a
la meteorología extrema. Y es aquí donde entra en juego el cambio climático,
con sus sequías más intensas y frecuentes y sus menguantes e irregulares
precipitaciones.
La Red Europea de seguimiento intensivo y continuo de los
ecosistemas forestales ha detectado defoliación y decoloración relacionadas con
la sequía y los golpes de calor en varias de nuestras principales especies de
árboles. El pino silvestre, también conocido como pino de Valsaín, es una de
ellas, ya que es una especie de montaña habituada a climas fríos, a la que no
le sientan bien los cada vez más frecuentes veranos tórridos. Al pino resinero
el muérdago (planta parásita que extrae su savia) le hace más daño que de
costumbre porque combina sus efectos con los de la sequía. Según esta Red, también
el pino carrasco y el alcornoque muestran más debilidad por la sequía y el
calor. Los últimos datos recogidos muestran un tercer episodio de
debilitamiento de nuestras masas forestales, que se extiende desde 2014 hasta
2016 (último año con datos), y que sigue a los de 1994 – 1996 y 2000 -2001.
El papel de la
contaminación
Pero, además de la sequía, el calor y los parásitos, otro
elemento daña a los bosques: se trata de la contaminación atmosférica. Los
contaminantes alcanzan los tejidos de las plantas directamente o a través de la
lluvia. Entre ellos están el azufre, que da lugar a la lluvia ácida que cae
sobre nuestros bosques; el amonio derivado de fertilizantes agrícolas, que
llega a alcanzar concentraciones de 20 kg/ha y el gas amoniaco, que impide
frecuentemente el desarrollo de líquenes. Todo ello ha llevado a que el
porcentaje de árboles que presenta una defoliación superior al 10% ha pasado
del 36,5 en 1987 al 80,5 en 2016.
Por último, no hay que olvidar la expansión descontrolada de
herbívoros silvestres, como la cabra montés y el ciervo, que en algunos lugares
están causando elevados daños a los árboles.
Mantener y mejorar su estado de salud implica, entre otras
posibles medidas:
- Intensificar la investigación sobre la seca.
- Controlar la carga ganadera y de especies silvestres, allí donde estas últimas no tengan depredadores naturales.
- Facilitar a los propietarios y gestores forestales la adopción de buenas prácticas silvícolas que mejoren la resistencia de los árboles frente a la cada vez menor disponibilidad de agua.
- Mejorar la cualificación de los operarios en el manejo de las herramientas para evitar la expansión de parásitos y para reducir daños por prácticas como el descorche de los alcornoques o el resinado de los pinos.
- Reducir las emisiones de contaminantes a la atmósfera.
- Reducir el empleo de fertilizantes.
- Intensificar las medidas de prevención de incendios forestales.
- Aumentar la diversidad de especies de árboles y arbustos autóctonos en nuestros montes.
- Plantar árboles allí donde no exista suficiente regeneración natural, controlando previamente las razones que pueden impedir esa regeneración, como puede ser la sobrecarga ganadera o la superpoblación de herbívoros silvestres, y adoptando medidas de protección de los árboles frente a los herbívoros.
Actividades de
Reforesta por el Día de los Bosques
En relación con el Día de los Bosques, la colaboración entre
Reforesta y BBVA ha supuesto la realización el pasado sábado de tres jornadas
de voluntariado para la plantación y mantenimiento de árboles en la Reserva de
la Biosfera de Urdaibai (Vizcaya) y en los parques naturales de Fragas do Eume
(A Coruña) y El Garraf (Barcelona). Asimismo, el domingo, Reforesta y
voluntarios de DHL plantaron árboles en el parque natural de Sant Llorenç del
Munt i l´Obac, en Barcelona. Por otra parte, Reforesta está realizando en estas
últimas semanas plantaciones en dos enclaves de la Comunidad de Madrid,
Navacerrada y Meco, para ensayar distintas técnicas de plantación y obtener
resultados que permitan acrecentar la tasa de supervivencia de los árboles
plantados. En todas estas reforestaciones han colaborado además
administraciones como la Comunidad de Madrid, la Diputación de Barcelona y la
Xunta de Galicia, y otras instituciones ambientales como la Fundación Lurgaia.
Para el próximo sábado, de nuevo en colaboración con BBVA, y
también con la Junta de Andalucía, la Generalitat de Valencia, la Asociación de
Propietarios Forestales de Valencia y el Ayuntamiento de Sinarcas, se
realizarán jornadas de plantación en esta última localidad y en el Parque
Nacional de Sierra Nevada.
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