miércoles, 19 de octubre de 2011

La espiritualidad llega al ecologismo


Algo está cambiando en el movimiento ecologista, en el cual participo desde 1981. Ya no sólo se dedica a exigir a políticos y ciudadanía una actitud más respetuosa hacia el medio ambiente. Probablemente, como consecuencia de la búsqueda sincera de respuestas a la pregunta ¿por qué el ser humano es tan agresivo con su propio planeta?, muchos hemos llegado a la conclusión de que la razón de esa agresividad es la misma por la que lo somos con otros seres humanos y con nosotros mismos.
Sí, en los últimos años observo con cada vez más frecuencia actividades y publicaciones de ONG ecologistas que reivindican abiertamente la espiritualidad. Espiritualidad no es lo mismo que religiosidad. La espiritualidad tiene que ver con cómo se percibe y concibe uno a sí mismo, con la profundidad y el recorrido que le demos a nuestro ser.
Por ello es tan comprensible que hayamos tenido que parar a reflexionar quienes en algún momento hemos sentido que nuestra militancia ecologista nos proporcionaba la sensación de estar dándonos continuamente contra un muro, de no contar con la comprensión y la complicidad de la sociedad, de ser un poco friki y, en definitiva, de estar entregando nuestra vida a una causa y recibir a cambio bastantes disgustos.
Y la reflexión lleva a reivindicar la espiritualidad. Porque esa profundidad que le reconocemos a nuestro ser desde una actitud de presencia muy consciente en el día a día es incompatible con la superficialidad de la sociedad de consumo. Ser máquinas de producir y consumir para engrasar así este sistema depredador de la naturaleza y de las personas no sólo es la causa del deterioro ambiental, sino de la profunda sensación de vacío que aborda a muchas vidas, paradójicamente a más en los países ricos y, especialmente, en estos tiempos de crisis.
Nuestro estilo de vida nos separa de la naturaleza. Muchos acuden a ella en vacaciones y en fines de semana sin darse cuenta de que, si van, es porque los llama, aunque ellos crean que únicamente necesitan un espacio abierto para relajarse y divertirse (a menudo, perjudicándola). Esta separación de la Madre Naturaleza nos hace confundirnos respecto a nuestra propia naturaleza. De ahí que el ecologismo esté empezando a reclamar cambios no sólo en las leyes y en las estructuras socioeconómicas, sino también en el alma humana.
Miguel Á. Ortega. Octubre de 2011

miércoles, 5 de octubre de 2011

Entrevista: Alfonso Colodrón, autor de Tao Te Ching, al alcance de todos. El libro del Equilibrio: “La solución es la vuelta a la simplicidad”

Alfonso Colodrón se dedica a plantar árboles, alimentar pájaros y contemplar nubes. Profesionalmente atiende en su consulta de Pozuelo de Alarcón como psicoterapeuta gestalt y consultor transpersonal. También ha publicado “La adopción. Un viaje de ida y vuelta”, "Quiéreme libre, déjame ser" (Ed. Desclée de Browuer) y “El latido de las
palabras. Escuchar y celebrar la vida” (Ed. Dilema).

Qué compensa más rescatar del Tao?
La vuelta a la simplicidad. Antes podría ser una virtud, pero ahora es una necesidad. No se trata de retroceder a las cavernas; yo no creo que debamos despreciar nuestros recursos materiales, técnicos, científicos y humanos. Más bien consiste en rescatar una sabiduría de lo simple y de la naturaleza. El hombre es parte de la naturaleza, eso en el Tao Te Ching queda muy claro: no hay por un lado hombre y, por otro, naturaleza, es todo lo mismo. Observando la naturaleza se ve que hay otro tipo de lógica de vida, donde no se desperdicia nada y no hace falta intentar superar los límites de la misma naturaleza. Deberíamos cambiar las metas de nuestra vida, porque está claro que no estamos consiguiendo más felicidad.   

martes, 4 de octubre de 2011

Maestra Pedriza

  En 1993 la compañía BP y la Asociación Reforesta iniciaron un programa educativo en La Pedriza (Madrid). Dieciocho años después, este espacio natural ha sido escuela para más de ciento veinte mil alumnos de la Comunidad de Madrid.

Como cada mañana, Rubén, Sara y Paula, se encuentran con un grupo escolar junto al castillo de Manzanares el Real. Saludan a profesorado y alumnado, y les piden que les sigan hasta el punto de inicio de la actividad que motiva la excursión de los escolares.  Se trata de unos cuarenta alumnos/as de quinto y sexto de Primaria del colegio Torrente Ballester, de Parla, una de las ciudades del área metropolitana de Madrid. El autobús abandona la cómoda carretera M-608 y se adentra por una estrecha pista asfaltada, que pronto empieza a serpentear entre modestas elevaciones. En realidad, nada hace presagiar la panorámica que se abre cuando se alcanza el Collado de Quebrantaherraduras, justo el lugar donde el bus ha de parar. Cerca, se divisa el paraje por el que discurre el inocente río Manzanares, que todavía ignora la dura vida que le aguarda unos kilómetros más abajo. Uno de sus arroyos tributarios, el de la Majadilla, va a su encuentro flanqueado por dos cuarteadas moles graníticas, que son las protagonistas absolutas del paisaje. Se trata de La Pedriza, dividida en dos macizos, el Anterior y el Posterior.

lunes, 3 de octubre de 2011

¿Qué es la Conciencia? (II)

¿Qué es la Conciencia? (II)    Por Miguel Á. Ortega
Conciencia y física cuántica
La intrusión de los físicos en el estudio de esta extraña facultad de la psique ha venido a complicar el panorama y, sobre todo, a enriquecerlo. Pero el enfoque de la física, en particular de la física cuántica, es distinto, puesto que su interés es accidental, ya que deriva del estudio de algo que, supuestamente, no tenía nada que ver con la conciencia.  
La física cuántica se ocupa del mundo de las partículas cuánticas o cuantones, objetos cuya variedad ha ido en aumento a medida que se realizaban nuevos descubrimientos. Las primeras incursiones de los físicos cuánticos en el campo de la conciencia fueron las efectuadas por algunos de los fundadores de esta disciplina, cuyo nacimiento tenía que dar lugar, necesariamente, a elucubraciones de tipo metafísico.