miércoles, 21 de marzo de 2012

¿Es eficaz plantar árboles para compensar CO2?

Criterios para dotar de transparencia la compensación de emisiones de CO2 mediante la plantación de árboles

Por Miguel Á. Ortega, Presidente de Reforesta

  En los últimos años están proliferando las iniciativas de compensación de emisiones de CO2 mediante la plantación de árboles. El asunto es controvertido por los motivos siguientes:

-          Hay una notable disparidad en cuanto a la capacidad de fijación de CO2 atmosférico que diferentes autores y trabajos atribuyen a las especies forestales.

-          No hay seguridad en cuanto a la reversibilidad del proceso de fijación, es decir, no hay garantía de supervivencia de las plantas.

-          Existe el riesgo de poner el acento en la compensación en lugar de en la reducción de emisiones.

-          Existe también el riesgo de que el objetivo de fijación de CO2 legitime socialmente la  plantación de las especies a las que se les supone mayor capacidad de fijación, aunque no sean autóctonas y existan otras combinaciones de especies que favorezcan más la biodiversidad.


 Reforesta está estudiando desde hace algún tiempo esta cuestión. Hemos encontrado que no todas las “ofertas” vigentes son transparentes ni, aparentemente, fiables, pudiendo inducir a confusión e incluso engañar a las personas e instituciones que de buena fe tratan de minorar su impacto ambiental. Por esta razón hemos preparado este documento, que describe la problemática resumida en los párrafos anteriores y propone una serie de criterios sobre la información mínima que se debería proporcionar a toda persona o institución que desee compensar emisiones. Obvia decir que estas consideraciones no se refieren a los proyectos de reforestación considerados Mecanismos de Desarrollo Limpio en el marco del Protocolo de Kioto, ni tampoco a los proyectos que se lleven a cabo fuera de España que cuenten con las distintas certificaciones que operan en los mercados voluntarios de carbono.

1. La capacidad de fijación del CO2 atmosférico por los árboles
 El carbono se acumula en los tejidos de los vegetales. En el caso de los árboles, en torno al 50% del peso de la materia seca es carbono. Subrayamos el término materia seca para indicar que ese porcentaje se refiere a lo que pesaría el árbol una vez deshidratado.  La relación entre el peso de la molécula de dióxido de carbono y el átomo de carbono que la compone es 44/12 (=3,67). Por tanto, 3,67 kg de CO2 llevan, como ingrediente, 1 kg de carbono, lo que significa que, para acumular ese kg en sus tejidos, la planta ha tenido que “desactivar” 3,67 kg de CO2.

 Teniendo lo anterior en cuenta es difícil otorgar credibilidad a algunas cifras que se han dado a conocer en los últimos años. Por ejemplo, en 2007 los medios se hacían eco de un estudio de una universidad española que afirmaba que, anualmente, el pino piñonero absorbe 48.870 kg de CO2, el pino carrasco 27.180, la encina 5.040 y la melia (árbol ornamental) 207,46 kg …¡diarios! Desde luego, si esas cifras se refieren a un solo árbol de cada especie (y por la forma en que varios medios recogieron la noticia parece que sí), distan mucho de ser correctas; es difícil creer que, en un año, un pino piñonero fije 13,316 toneladas de carbono (= 48,870 / 3,67), lo cual se traduciría en un enorme incremento de masa, puesto que el carbono representa el 50,8% del peso de este árbol en seco, es decir, una vez eliminada el agua de sus tejidos. Y este mismo razonamiento se puede aplicar al resto de especies.
 Hay que considerar que la fijación del CO2 varía en función de la especie y de las condiciones ambientales en las que la planta se desarrolla. Y también varía con la edad. Un plantón absorbe una cantidad muy inferior a la que absorbe una planta de 50 años. Y esto es importante, porque la inmensa mayoría de las reforestaciones se realizan con árboles de una o dos savias de edad. Por tanto, esos árboles son los que menos CO2 absorben durante los años siguientes a la plantación.

 Otra publicidad que hemos encontrado afirma que “…todos los vehículos nuevos vienen con árbol de serie para compensar las emisiones de sus primeros km.” (hasta de 2.430 km en el caso del modelo que menos consume). El fabricante de automóviles asegura en su web que en los últimos 4 años ha plantado 299.836 árboles para compensar 89.950.800 kg de CO2, es decir, a razón de 300 kg/árbol, la cifra que según este fabricante absorbe un árbol en sus primeros 40 años de vida. Por tanto, para empezar, en tan sólo 4 años no ha podido compensar esas casi 90.000 toneladas. Pero, lo más importante de cara a establecer reglas de transparencia en este tipo de publicidad, es que el cliente debe saber que la compensación tiene sentido sólo cuando se realiza en un periodo corto de tiempo. El ciclo del carbono de la Tierra provoca el movimiento diario de una buena parte del carbono que contiene el planeta. Aunque la atmósfera no es el único lugar donde está ese carbono, que también se encuentra en mares, rocas, suelo y organismos vivos, es el lugar en donde el desequilibrio en el ciclo del carbono provocado por la actividad humana se vuelve más peligroso. La concentración de carbono se mide en partes por millón (ppm). A más ppm de carbono, más efecto invernadero y, lo que urge, es evitar que la atmósfera contenga más de 450 ppm, pues de ese modo la temperatura media del planeta no crecerá más de 2ºC. Conseguir este objetivo implica importantes reducciones de emisiones en plazos tan cercanos como 2030, por lo cual de poco sirve plantar árboles para compensar a lo largo de 40 años las emisiones de los kilómetros que un coche realizará en un par de meses. Por decirlo de un modo gráfico, esto supondría que la última molécula de dióxido de carbono emitido hoy y "compensada" dentro de cuarenta años continuaría provocando efecto invernadero durante esos cuarenta años. En resumen, tan importante es el “cuánto” como el “cuándo”.
 Hay más ejemplos de esta disparidad a la hora de cuantificar la capacidad de las plantas para fijar CO2 atmosférico. En nuestra opinión, la mayor parte de las cifras está sobrevalorada. Por ejemplo, en el caso de los plantones de un año de encina (clase diamétrica inferior a 0,5 cm), según nuestros cálculos, realizados a partir de una revisión de estudios de crecimiento de esta especie, cabe esperar que fijen entre 40 y 80 grs CO2/año, dependiendo esta cifra del emplazamiento, los factores meteorológicos y los cuidados que reciba. Como referencia para árboles jóvenes, podemos citar que el Departamento de Energía de los EE.UU estima en 1,8 kgCO2/año la absorción realizada por un brinzal de un año de edad de una especie de crecimiento rápido: Ulmus americana. Carboninfo establece 2,5 kg para árboles de hasta 5 años de edad. Aquí en España, un trabajo publicado por el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (Gregorio Montero, Ricardo Ruiz-Peinado y Marta Muñoz, Producción de biomasa y fijación de CO2 por los bosques españoles, Monografía 13) evalúa la absorción para plantas de clase diamétrica 5 cm (fuste de 5 cm de diámetro - diez veces mayor que el diámetro de las encinas de un año, que son las usadas para reforestar) en 3,11 kg/año para la encina, 0,83 kg para el roble melojo (Quercus pyrenaica), 0,73 para el quejigo (Quercus faginea) o 2,8 kg para el pino piñonero (Pinus pinea). 

Actualización de esta entrada: En 2014 el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente publicó una guía metodológica para la compensación de emisiones. Según este documento, la especie nativa de la Península Ibérica que más carbono habrá fijado al cabo de 30 años es el chopo (Populus nigra), con 0,9 Tn CO2. Esto implica una media de 30 kg/año; cuando el árbol está recién plantado esa cifra es menor, y cuando tiene 30 años, mayor. También según esa guía, una encina de 30 años puede haber acumulado en sus tejidos, por término medio, 75 kg de carbono, es decir, una media de 2,5 kg/año.

2. Supervivencia de las plantas  
 Si las plantas mueren, no solo dejan de fijar el CO2 atmosférico, sino que una parte del carbono que contienen se transforma en este gas. Lo normal en una reforestación es que haya un porcentaje de marras, es decir, de pérdidas, debidas a que el árbol no consigue agarrar, ya sea porque es un individuo débil y enseguida es atacado por algún parásito o enfermedad, porque la planta ya viene enferma, porque no logra aclimatarse o porque ha sido defectuosamente plantada. Este porcentaje llega fácilmente al 10 y, a menudo, lo sobrepasa. A ello hay que añadir la sequía estival, que en zonas cálidas y de clima continental hace estragos entre los brinzales de una o dos savias de edad, provocando mortalidades que en veranos especialmente calurosos y secos pueden alcanzar el 70%. Por ello es fundamental dar riegos de apoyo los dos veranos posteriores a la reforestación y, si es posible darlos durante tres, mucho mejor. De esa manera la planta tendrá tiempo de desarrollar raíces capaces de encontrar la humedad acumulada en capas más profundas del suelo.
 Además de la cuestión de las marras y la mortalidad estival, hay otras amenazas a la supervivencia de los árboles:

-          Los daños por herbivoría, es decir, por depredación de cabras monteses, conejos, corzos, jabalíes... Por ello, donde este riesgo esté presente, es importante proteger los árboles con protectores y asegurarse de reponer los que se hayan podido caer.

-          Los incendios y vendavales

-          Las sequías prolongadas, más allá de la habitual sequía estival ya citada.

-          Las plagas y enfermedades

 Por último, queda mencionar el caso de algunas acciones de compensación a través de plantaciones con finalidad comercial. Si los árboles son talados, una parte del carbono de tocones, raíces y ramas no aprovechadas volverá a la atmósfera. La madera convertida en producto duradero retendrá el carbono mientras no se convierta en residuo, lo cual puede producirse en plazos muy variables de tiempo, en función del tipo de producto y del uso que se le dé.
 Finalmente, es preciso apuntar que, si bien un aumento de la biomasa forestal representa, a corto y medio plazo, una mayor capacidad de retirar CO2 de la atmósfera, a largo plazo los propios cambios climáticos pueden debilitar las masas forestales, produciendo una liberación acelerada de este gas como consecuencia de la muerte de vegetación.

 Todos estos factores arrojan mucha incertidumbre sobre la capacidad real de absorción del temido dióxido de carbono y, sin embargo, en gran parte de las acciones de compensación, además de asegurarse unas cifras de absorción muy poco fiables, no se advierte al destinatario final de todas estas cuestiones.

3. Compensar vs Reducir
 Poco hay que decir al respecto: la compensación de emisiones no debería de ser “la solución”. Es una herramienta útil siempre y cuando se lleve a cabo con cálculos realistas y con un compromiso muy serio de proporcionar a los árboles los cuidados necesarios para disminuir su mortalidad, sobretodo en los primeros años de vida. Poner el acento en la compensación en lugar de en la reducción de emisiones puede distraer del verdadero objetivo a perseguir, que es el transitar hacia una civilización baja en carbono, lo cual se consigue reduciendo.

4. Compensación mediante cultivos forestales o especies de mayor capacidad de absorción
 El objetivo de retirar CO2 de la atmósfera a través de los árboles no debe ser un fin que justifique cualquier medio de conseguirlo. Por ejemplo, un cultivo forestal debe llevar una contabilidad de CO2 que tenga en cuenta las emisiones de este gas que conllevarán las operaciones silvícolas y el aprovechamiento comercial de la madera. Es decir, debe asegurarse que, una vez descontados todos estos factores, el cultivo forestal sirve realmente para fijar CO2.
 Por otra parte, cuando se proyecten reforestaciones, a juicio de Reforesta debe primar el criterio de mejora de la biodiversidad sobre el de fijación de CO2. Si la sociedad no tiene esto claro corremos el riesgo de ver proliferar aquellas especies de mayor capacidad de absorción, aunque no sean las más adecuadas para restaurar ecosistemas.

Conclusiones
 En nuestra opinión, es preciso establecer un catálogo de buenas prácticas en las operaciones de compensación de emisiones de CO2 mediante plantación de árboles. Han de ser los agentes sociales implicados los que lleguen a un consenso sobre cuáles deben ser las acciones que integren esas buenas prácticas. Como punto de partida, desde Reforesta proponemos que todas las acciones de compensación se acompañen de un folleto que contenga las siguientes informaciones:

-          El proceso de almacenamiento de carbono en las plantas, la cantidad que representa respecto al peso total del vegetal y su relación con el CO2.

-          Un diagrama sobre el ciclo del carbono, una tabla o gráfico sobre la concentración de CO2 en la atmósfera y una explicación del objetivo de 450 partes por millón para no sobrepasar los 2º C de calentamiento global promedio, así como las consecuencias de sobrepasar este umbral.

-          La capacidad de absorción que se atribuye a cada especie, aclarando la procedencia de esos datos y contrastándolos con los proporcionados por otras fuentes disponibles.

-          Si se ha descontado o no la pérdida de capacidad de absorción producida por la muerte de plantones en los tres primeros años, expresando la mortalidad prevista.

-          El compromiso de mantenimiento de la reforestación, en particular, el número de riegos veraniegos (en las zonas con veranos secos) y la reposición de marras (es decir, reemplazo de plantas muertas) que se va a efectuar.

-          El periodo de absorción. No basta decir que se compensará una cantidad X, sino que hay que aclarar en cuánto tiempo se producirá esa compensación.

-          Recordar que los árboles de especies autóctonas tienen un valor en sí mismos, más allá de su capacidad de ayudarnos en la lucha contra el calentamiento global, y que la reforestación con dichas especies ayuda a enfrentar otro enorme desafío ambiental: la pérdida de biodiversidad.

-          Recordar que la forma más eficaz para limitar los efectos del calentamiento global es la reducción de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero.

14 comentarios:

  1. Por fin alguien introduce algo de sensatez en el debate de las "compensaciones". Felicidades ¡¡

    Miguel Ángel Soto

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    1. Gracias Miguel Á. y Cecilia. Siempre nos anima mucho recibir felicitaciones y, si como es en vuestro caso, provienen de alguien con experiencia en el tema, más aún.

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  2. Enhorabuena!! Gracias por abogar por el rigor en la compensación plantando árboles en España

    Cecilia Foronda
    Ecodes- CeroCO2

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  3. Gracias por la información. La verdad es que te puedes volver loco en la red para buscar y realizar una labor de compensación, los datos que se obtienen son muy dispares.
    Lo que proponéis nos parece muy sensato.
    Os pediría por favor si es posible que publiquéis las cifras prudentes que recomendáis de la fijación de las diversas especies, y si hay estudios de árboles frutales también. Vivimos en una zona con mucho bosque y poco frutal.
    Por otra parte nos planteamos otras acciones que nos parecen interesantes como compensatorias, pero no encontramos ningún dato como por ejemplo realizar un aclareo de bosque abandonado ( bajo criterios técnicos de agentes forestales), o una recuperación de praderas abandonadas. ¿ existen experiencias en este sentido que os parecen?
    Un saludo

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    1. Hola,
      Gracias por tú interés y la valoración que has hecho de nuestro artículo. Exponemos algunas cifras para árboles autóctonos cuyo tronco tenga un diámetro inferior a 5 cm. Están extraídas del libro publicado por el INIA (monografía forestal 13) que mencionamos en el artículo, y te sugerimos que lo adquieras para obtener datos de más especies y más diámetro de tronco:
      Encina 3,11 kg / año
      Roble 0,83 kg / año
      Alcornoque 1,39 kg /año
      Quejigo 0,73 kg /año
      Enebro 2,65 kg /año
      El roble es el Quercus pyrenaica y el quejigo el Quercus faginea.
      En cuanto a frutales, te recomendamos que consultes la página de Less CO2, que es una iniciativa murciana que sí ha medido la absorción de árboles frutales, aunque no la hemos valorado con "ojo crítico".
      Esperamos haberte ayudado algo.
      Un saludo

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  4. Es un artículo resumen impresionante sobre la controversia de las compensaciones con las plantaciones. Mi más sincera enhorabuena.

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  5. Muchas gracias por este articulo, me aporta mucho en el diseño!

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  6. HACIENDO LOS DESCUENTOS DESVENTAJOSOS DE LOS ÁRBOLES EN CUANTO A LA INCIDENCIA DE CO2 A LA ATMÓSFERO, PODEMOS DECIR QUE SI NO EXISTIERAN LOS BOSQUES DE ÁRBOLES, A LA VELOCIDAD COMO SE PROLIFERA EL CO2, EN ESTOS MOMENTOS YA NO SOLO HABRÍA 450 PPM DE CO2 EN LA ATMÓSFERA, SINO QUE YA HABRÍAMOS PASADO ESTE TOPE, CONCLUYENDO DECIMOS QUE SON LOS BOSQUES DE ÁRBOLES LOS QUE AUN PERMITEN LA VIDA EN EL PLANETA, POR LO QUE ES NECESARIO MULTIPLICARLOS Y A LA VEZ SUSTITUIR LAS ENERGÍAS DE FÓSILES, HACIENDO ESTO A MEDIANO Y LARGO PLAZO TENDRÍAMOS RESULTADOS ALENTADORES EN CUANTO A CAMBIO CLIMÁTICO SE REFIERE.

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  7. A raíz de este artículo puede que os interese el siguiente enlace con estimación de absorción de CO2 por distintas especies y a distintas edades en Murcia: https://compensaforest.es/2015/05/22/galeria-absorcion-de-co2-por-pie-de-las-principales-especies-arboreas-de-la-region-de-murcia/

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  8. Muchas gracias por tu artículo, es importante saber estas cifras porque en mi comunidad se están esforzando con una campaña para sombrar pinos ocote y reforestar la zona. Saludos

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  9. muchas gracias por su aporte a este mundo concientizando para lograr un verdadero cambio no solo reforestando sino controlando saludos

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  10. Es muy importante hacer conciencia sobre la reforestación y el cuidado de los árboles, en mi caso he puesto mi grano de arena sembrando un árbol de cuachalalate

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  11. mas que comentario es pregunta y ojala me la puedan contestar la pregunta es ests cuantos arboles tengo que plantas sipara recuperar un arbol grande que sea talado

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  12. Este es un blog muy informativo y muy útil. El contenido de este blog es muy educativo. Realmente disfruté leyendo este blog. Muchas gracias por compartir este post. Realmente vale la pena visitar este blog.

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