jueves, 1 de marzo de 2012

Ecoturismo, la cara más amiga del turismo

http://www.redeuroparc.org/documentos_interes.jsp  

Por Miguel Á. Ortega
A, Mister Hyde
Siempre que el turismo en zonas naturales y rurales no se planifica, desarrolla y gestiona debidamente, contribuye al deterioro del paisaje natural, constituye una amenaza para la vida silvestre y la biodiversidad, contribuye a la contaminación marina y costera, al empobrecimiento de la calidad del agua, a la pobreza, al desplazamiento de comunidades indígenas y locales y a la erosión de las tradiciones culturales.   



B, Doctor Jekyll
Las diferentes formas de turismo, especialmente el ecoturismo, si se gestionan de manera sostenible, pueden representar una valiosa oportunidad económica para las poblaciones locales e indígenas y sus culturas, así como para la utilización y conservación sostenible de la naturaleza para las generaciones futuras. Asimismo, el ecoturismo puede ser una fuente primordial de ingresos para las zonas protegidas.   



   Estas dos afirmaciones están recogidas en la Declaración de Quebec (Canadá) emitida durante la celebración, en 2002, de la Cumbre Mundial de Ecoturismo. Este encuentro se realizó en el marco del Año Internacional sobre Ecoturismo, con el auspicio de la Organización Mundial del Turismo y del Programa de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente. Con ellas los expertos allí reunidos expresaron de forma clara que el turismo en zonas naturales y rurales es un arma de doble filo, ya que puede tener efectos muy dispares. Conseguir disminuir los impactos negativos y distribuir adecuadamente los positivos es responsabilidad de gobiernos, operadores turísticos y, sobre todo, de los clientes, que son quienes eligen.

   Los daños ambientales que causa el turismo de sol y playa son evidentes hasta para el alma más insensible. Este tipo de ocio va frecuentemente asociado a la masificación y a la estandarización del consumo ya que, cuando estás en un complejo hotelero o en una zona de playa, vas a encontrar, en esencia, lo mismo, estés en Marbella, en Túnez o en República Dominicana. Quizá por ello surgió la demanda del turismo de interior, que busca cultura, gastronomía, naturaleza y descanso lejos de zonas masificadas. Y, a medida que el poder adquisitivo ha ido creciendo, también lo han hecho los viajes a zonas remotas, para conocer otras culturas y disfrutar de paisajes y de naturaleza bien conservada en lugares muy distintos del de origen. Pero, a pesar de las buenas intenciones, este tipo de turismo trajo impactos considerables sobre lugares muy sensibles. Pronto cundió la inquietud, que dio lugar a las primeras organizaciones dedicadas a promover el ecoturismo, que es algo más que el simple turismo rural.

   Suele haber confusión entre términos como turismo rural, turismo de naturaleza, turismo sostenible o ecoturismo. Para entendernos, podemos resumir de la siguiente manera: sostenible debería ser cualquier actividad, ya que este término alude a que una acción pueda sostenerse en el tiempo guardando para ello un equilibrio entre las dimensiones medioambiental, económica y social que cualquier actividad conlleva. El ecoturismo es un turismo sostenible realizado en un entorno natural.
    The Ecotourism Society (TIES) es una reconocida ONG del sector, a quien debemos la siguiente definición de ecoturismo, elaborada en 1990: “el viaje responsable a áreas naturales que conserva el medio ambiente y mejora el bienestar de las comunidades locales " Para TIES, el verdadero ecoturismo debe:

  • Minimizar el impacto.
  • Concienciar en el respeto hacia el medio ambiente y la cultura.
  • Proveer experiencias positivas tanto para los visitantes como para los huéspedes.
  • Aportar beneficios financieros directos para la conservación.
  • Aportar beneficios financieros y empoderamiento a la comunidad local.
  • Incrementar la sensibilidad hacia el clima político, medioambiental y social del país anfitrión. 
   Como todos sabemos, el uso publicitario del prefijo “eco” con el fin de hacer creer que un producto o servicio es respetuoso con el entorno cuando, en realidad, no lo es, está a la orden del día. Para evitar el abuso del término “ecoturismo” se está trabajando desde hace años en unificar criterios para que los diferentes organismos que otorgan etiquetas o cualquier tipo de reconocimiento de la naturaleza “eco” del servicio usen los mismos criterios.

   En 2004, en Europa había más de 50 certificados y premios ambientales destinados a diferentes sectores y actividades turísticas: alojamientos, playas. áreas protegidas, artesanía, etc. Pero, según un informe de la iniciativa europea VISIT (Voluntary Initiative for Sustainability in Tourism), si bien las empresas acogidas a esos programas sí consiguieron, entre otros logros, reducir el consumo de agua, energía y los desechos producidos, no obtuvieron la respuesta que esperaban por parte de los clientes. VISIT pretende precisamente fomentar la colaboración entre las diferentes ecoetiquetas europeas, para ser más eficaces en el reto de mover el turismo hacia la sostenibilidad.
En España, la iniciativa CETS

   La Secretaría de Estado de Turismo, a través de Turespaña, promueve la adscripción de espacios protegidos y operadores turísticos a la Carta Europea de Turismo Sostenible, que es una acreditación a favor de quienes se comprometen con la sostenibilidad. Hasta el momento, 28 espacios protegidos la han obtenido. Turespaña ha editado el manual “Ecoturismo en España, Guía de Destinos Sostenibles”, que se puede descargar en http://www.redeuroparc.org/documentos_interes.jsp  
   El proceso de implantación de la CETS se realiza en las siguientes tres fases, en las que todas las partes involucradas adquieren compromisos voluntarios para la mejora de la sostenibilidad del turismo:

I. Acreditación de los espacios protegidos, que se concreta en un plan de acción a ejecutar en cinco años.
II. Adhesión de los empresarios turísticos mediante un contrato de colaboración con el espacio protegido que incluye un plan de mejora de la sostenibilidad de la empresa a ejecutar en tres años.

III. Adhesión de los operadores turísticos.
   La Federación Europarc, que agrupa a los espacios naturales protegidos de 38 países europeos, es la entidad gestora y garante de la CETS.

   De los 75 espacios protegidos acreditados actualmente con la CETS, 28 son españoles.

 Este artículo fue publicado en el número 40 de El Correo del Medio Ambiente. Si quieres descargar gratuitamente el pdf del número completo para poder leer el resto de artículos, puedes hacerlo en www.reforesta.es




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