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Reforestación fracasada, en una zona árida de la Comunidad de Madrid |
Todos
hemos oído alguna vez que en el pasado la península Ibérica era tan frondosa
que una ardilla podía ir de un extremo al otro sin bajar al suelo. Puede que
esta afirmación sea algo exagerada, pero lo cierto es que las condiciones
naturales de la mayor parte de nuestro territorio son propicias para la
existencia de bosques. Sin embargo, según datos del Gobierno, sólo el 37% del
territorio español está arbolado.
Esta
situación se debe fundamentalmente a la acción de nuestros antepasados, que
talaron bosques para dedicar las tierras a la agricultura y a la ganadería y
para obtener leña para cocinar y calentar los hogares y madera para construir y
adornar barcos, casas e iglesias y fabricar herramientas. En las guerras medievales incluso se practicó
en ocasiones la política de tierra quemada; más modernamente, las
urbanizaciones y los incendios forestales han arrasado cientos de miles de
hectáreas en las últimas décadas.