miércoles, 11 de abril de 2012

Tóxicos en casa: dónde están y cómo evitarlos

 Por Gabriela Tabarés.

¿Alguna vez has notado dolores de cabeza o mareo al usar algún químico en la limpieza del baño o de la cocina? Los productos de limpieza liberan sustancias tóxicas que pueden afectar a nuestro bienestar y al medio ambiente, pero no son los únicos. Nuestros hogares están llenos de químicos que ponen en riesgo cada día nuestra salud.
En los materiales  con los que ha sido construida nuestra casa, en los embalajes del televisor, en el ambientador, en el antimosquitos… Los productos tóxicos entran cada día en nuestro hogar y lo hacen con formas bien distintas. Somos nosotros mismos los que les invitamos.



En la Unión Europea existen más de cien mil sustancias químicas industriales que, en gran parte de los casos, tienen un efecto nocivo sobre nuestra salud: irritaciones, alergias, problemas neuronales, digestivos, renales; dolores de cabeza, alteraciones del sistema endocrino  y  reproductor, cáncer… Estas sustancias pueden ser absorbidas por nuestro organismo cuando tragamos, respiramos, a través del contacto con la piel o los ojos.
Los niños sufren un riesgo especial ante las sustancias tóxicas que ‘habitan’ nuestras casas. Nadie es inmune a esta intoxicación, aunque los más pequeños sufren un riesgo especial. Cojamos por ejemplo un producto de limpieza de los habituales: tenemos en nuestra mano, entre otros componentes, formaldehído, una sustancia cancerígena; compuestos orgánicos volátiles, que son irritantes y alérgenos, y colorantes y perfumes sintéticos, que también son alérgenos. El antipolillas contiene paradiclorobenceno, otro cancerígeno. Los insecticidas contienen piretrinas, que son alérgenos e irritantes, y organofosforados, irritantes.

Una larga lista.
La lista continúa y es muy larga: productos caseros como detergentes, pinturas, para limpiar el suelo y los muebles, para cristales, madera, metal, hornos, servicios y desagües pueden contener  productos químicos peligrosos como amoníaco, ácido sulfúrico y fosfórico, sosa cáustica, cloro, formaldehido y fenol.
Los ambientadores o artículos de dibujo y manualidades como rotuladores, pintura y pegamento también pueden contener materiales tóxicos, especialmente para los niños.

El mobiliario y accesorios del hogar, como moquetas, cortinas, pintura o papel en las paredes y algunos muebles son potencialmente peligrosos porque pueden haber sido tratados con determinados productos. Por ejemplo, unos días después de entrar en nuestra casa las moquetas nuevas emiten compuestos orgánicos volátiles, sustancias químicas asociadas con la fabricación de moquetas que pueden ser dañinas para los seres humanos y para el medio ambiente.
Las cocinas de gas y leña y las estufas de queroseno también pueden emitir productos químicos peligrosos. Las sartenes antiadherentes tienen compuestos perfluorados, como el teflón. No hay ninguna conclusión oficial al respecto, pero se sospecha que pueden ser causantes de enfermedades como el cáncer y que puede provocar trastornos neurológicos.

A nuestro alrededor. Los materiales de construcción no se quedan fuera de este listado. El conglomerado, los aislantes y los objetos de madera con tratamiento especial para hacerlos resistentes a la lluvia (como muebles de jardín y vallas), también pueden ser peligrosos para la salud. Igualmente, algunos juguetes y columpios y otras construcciones para jugar fuera de la casa pueden haber sido tratados con químicos, fabricados con plásticos tóxicos o incluso incluir materiales  peligrosos.
Las alternativas
Las alternativas a estos productos son más económicas y menos tóxicas. Por ejemplo, el limpiacristales puede ser reemplazado por una botella de spray con 1/8 de taza de vinagre blanco y una taza de agua, con papel de periódico para limpiar las ventanas sin dejar residuos de pelusa.

El desatascador de cañerías puede ser bicarbonato y vinagre vertido por la tubería seguido de agua hirviendo. Un limpiador muy efectivo es el agua muy caliente mezclada con jabón líquido, que incluya una cucharilla de vinagre blanco o zumo de limón si hay grasa.
También, para limpiar las superficies de la cocina y del baño podemos disolver cuatro cucharadas de bicarbonato en un cuarto de agua tibia, o bien el bicarbonato con una esponja.

Buenas costumbres.

Además, para amortiguar los efectos de estas sustancias en casa, existen algunas conductas que nos pueden ayudar. En primer lugar, limpiar nuestra casa con productos biodegradables. El papel higiénico debe ser sin blanquear ni colorear, ya que para blanquearlos se utiliza un producto que libera dioxinas, que puede ser cancerígeno y provocar alteraciones en los sistemas endocrino y reproductor. Utilizar ropa de algodón o hilo, sin colorantes sintéticos que liberan dioxinas o formaldehído. Priorizar la energía eléctrica sobre la que proviene del gas. Si no  hemos utilizado grasas, lavar los cacharros de la cocina con agua pura, sin detergentes…

Artículo publicado en el nº 30 de El Correo del Medio Ambiente. Puedes descargar gratis el número entero en www.reforesta.es

1 comentario:

  1. Muy buena lectura. Últimamente vamos coleccionando recetas de sustitutos caseros de productos de limpieza y la verdad es que no sé por qué seguimos utilizando los del súper :-)

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