lunes, 12 de septiembre de 2011

Pensamientos al hilo de El Arte de la Guerra

"Es mejor ganar sin lucha"
Sun Tzu
Estoy ojeando El Arte de la Guerra, un libro de inspiración taoísta escrito hace más de 2000 años. En aquella época China se desangraba en las guerras del llamado periodo de los Estados combatientes.
A pesar de su nombre, El Arte de la Guerra es un libro pacifista. Su autor, Sun Tzu, estaba alarmado por la brutalidad humana, espoleada por la codicia y la ambición. Otro gran filósofo, Confucio, que vivió justo en la víspera del inicio de ese tiempo de guerras, ya presagiaba lo que se venía encima y, por eso, se pasó su vida trabajando contra el deterioro de los valores humanos.
Lo que me llama la atención es que han pasado más de dos milenios y seguimos reflexionando sobre lo mismo que Confucio, Lao Tse, Sun Tzu o Jesucristo. Y seguimos reflexionando porque esa brutalidad, esa codicia, esa ambición y esa cólera de las turbas que tan fácilmente se dejan manipular siguen estando ahí. ¿Hasta cuándo? Hasta que los individuos conscientes y maduros formen una masa crítica suficiente.
Algo me dice que a raíz de esta crisis se va a producir un salto cualitativo y cuantitativo en esa dirección. Y ello a pesar de que uno de los efectos buscados por los instigadores de las dificultades que estamos pasando bien podría ser revertir ese proceso de crecimiento personal y colectivo que sólo puede surgir cuando empiezan a surgir valores postmaterialistas, una vez que el buche está lleno y el ánimo cansado de tanto consumir sin saciar nuestro espíritu.
Hace más de 2000 años se escribió un libro pacifista curiosamente llamado El Arte de la Guerra. Y aún nos quedan muchas generaciones antes de conseguir la auténtica paz, que comienza por la paz interior, con uno mismo. Cuando se ha alcanzado uno se mete en menos conflictos y, cuando surgen, los sabe resolver mejor, antes de que la sangre llegue al río. Esa paz nos acerca a la felicidad, es condición necesaria para alcanzarla.
El camino es largo, es como una carrera de relevos. Si cada uno cumplimos con la parte que nos toca estaremos abonando el terreno para que las semillas que nos relevarán den plantas sanas y vigorosas.
Miguel Á. Ortega

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